miércoles, 8 de julio de 2009

El cuerpo una maquina biológica

El cuerpo, una maquina biológica
Gracias a la obtención de energía que la obtenemos de los alimentos, podemos suministrar el combustible para movilizarse, desplazarse, lanzarse, tirarse, elevarse, ya que todo lo realiza el aparato locomotor. Nuestro cuerpo funciona como una auténtica máquina. El motor del coche quema gasolina en una parte llamada cilindro y así obtiene la energía necesaria para que el vehículo funcione. Para que nuestro cuerpo produzca movimiento, nuestro combustible, la glucosa, se quema en los músculos.
Los alimentos que tómanos contienen las sustancias (carbohidratos, grasa, proteínas, vitaminas y minerales) que vamos a necesitar para producir energía. Gracias a la digestión, estas sustancias especialmente los carbohidratos (glucógeno) y las grasas que son necesarias para la producción de energía, pasan a la sangre, que las transporta hasta los músculos. Un porcentaje de glucógeno se almacena en el hígado, en los músculos y otro en el torrente sanguíneo. Allí producirán la energía, pero, para que esto ocurra, es necesario que también llegue oxígeno a los músculos desde los pulmones. El oxígeno quema la glucosa y llega a los músculos transportado, a través de las arterias, por una sustancia que se encuentra dentro de los glóbulos rojos.
Los músculos están formados por paquetes de fibras entrelazadas cuya contracción necesita energía, que se obtiene de la combustión de la glucosa. Pongamos como ejemplo el bíceps: al contraerse las fibras que lo componen, se acortan y así acerca el antebrazo al brazo.
La energía necesaria para la respiración, el movimiento del corazón o cualquier otra función del cuerpo se produce gracias a la combustión de la glucosa.
La reacción del organismo al hacer ejercicio
La adaptación al esfuerzo
Cuando hacemos cualquier tipo de ejercicio, una carrera o un partido, los músculos se mueven con mayor fuerza y rapidez, es decir, se contraen frecuentemente, y nuestro cuerpo necesita más energía. Como la energía se obtiene al combinar glucosa y oxígeno, es necesario que llegue una mayor cantidad de ambos a los músculos.
¿Cómo lo conseguimos?
- Respiramos más rápido y con más amplitud. A través de los pulmones pasa más oxígeno a la sangre. Cuando estamos en reposo, respiramos entre 12 y 16 veces por minuto. Al hacer ejercicio, respiramos más veces. Además, nuestros pulmones reciben una mayor cantidad de aire en cada inspiración. Si en reposo nuestros pulmones toman entre 8 y 10 litros de oxígeno por minuto, al hacer ejercicio pueden aumentar esa cantidad hasta los 50 y 100 litros por minutos. Al conjunto de estos cambios lo llamamos adaptación respiratoria.
- El corazón late más deprisa y aumenta su capacidad .Así manda más sangre a los músculos y, por tanto, más alimento y oxígeno para que sea transformado en la energía necesaria. En reposo el corazón de una persona late una media de 70 veces por minutos (pulsaciones). Al hacer ejercicio, el número de latidos o pulsaciones por minuto puede subir hasta 180-200. A esto llamamos adaptación cardiovascular.
- La temperatura de los músculos aumenta, así como su capacidad de aprovechar las fuentes de energía y su elasticidad. El conjunto de cambios es llamado adaptación muscular.

- Al empezar un ejercicio, todos los sistemas se ponen en marcha al mismo tiempo por que están íntimamente relacionados:
El corazón se dilata más para poder mandar más sangre en cada contracción. Los pulmones también se dilatan, especialmente los alvéolos pulmonares, que son las terminaciones de los bronquios donde se producen el intercambio de gases de la sangre. El oxígeno del aire que inspiramos pasa a la sangre mientras que el dióxido de carbono que viene del resto del cuerpo, en la sangre venenosa, se expulsa al espirar.
El sistema nervioso también se activa, aumentando los estímulos que llegan a los músculos. La sangre arterial circula más rápidamente por todo el organismo y se distribuye entre las zonas donde se necesita más glucosa y oxígeno.
Estas zonas reciben más sangre porque las arterias aumentan su diámetro (esto se llama vasodilatación).
La zona por las que circula más sangre durante el ejercicio son:
-Los músculos que participan directamente en el ejercicio.
-La zona de intercambio de oxígeno-dióxido de carbono en los pulmones.
-Las arterias que riegan el corazón para que éste se pueda contraer más fuerte y rápidamente.
-La zona bajo la piel, donde funciona el sistema de refrigeración, que elimina parte del calor que se está produciendo y evita que aumente demasiado la temperatura del cuerpo. Esa es la razón por la que nuestra piel adquiere un tono más rojizo cuando hacemos ejercicios.
Para que circule más sangre por las zonas que lo necesitan, es preciso que en otras se reduzca el caudal de sangre:
-En los músculos que no intervienen en el ejercicio.
-En los órganos que no están relacionados con el ejercicio directamente como por ejemplo, el aparato digestivo.
También se activa otro sistema llamado endocrino, que segrega sustancias que ayudan a que el organismo reaccione con más eficacia. Otro cambio que podemos notar cuando realizamos ejercicio es la sudoración. El sudor está compuesto básicamente por agua, sales y sustancias de desecho que eliminamos a través de la piel.
Todos los cambios que te hemos contado se producen de forma conjunta.
Recomendaciones a los alumnos (as) cuando realicen actividades físicas y/o deportivas:
- No debes comer antes y durante la actividad física o deportiva que realices.
- Durante la actividad física o deportiva debes beber agua en poca cantidad, en cualquier momento.

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